viernes, 31 de diciembre de 2010

El concierto (2009)

Esta será la última noche del año. Mañana, muchos saludarán el primer día del Año Nuevo con el sonido de la Filarmónica de Viena. Un buen modo de comenzar el año, ¿verdad?

Este anual evento me ha traído a la memoria una película que vi hace poco, así que permitidme que dejemos Austria para adentrarnos en Rusia y disfrutar de la música de otra gran orquesta: la del Teatro Bolshói.


Andreï Filipov no era un director de orquesta cualquiera, era "El Maestro". Su mayor obsesión, conseguir una interpretación perfecta del concierto para violín de Chaikovski. Sin embargo, su carrera se echó por tierra al ser declarado enemigo del pueblo, puesto que se había negado a expulsar de su orquesta a los músicos judíos. Treinta años después, lo podemos encontrar limpiando el suelo de su querido teatro. Un día  consigue interceptar un fax que invita a la orquesta a tocar en Théâtre du Châtelet, en París. Filipov no se lo piensa dos veces: Reunirá a sus antiguos músicos y viajará a Francia; suplantará al Bolshói e interpretará el concierto de Chaikovski junto con la virtuosa violinista Anne-Marie Jacquet... O al menos lo intentará.







El concierto no es una de esas películas que suelan aparecer por las salas de cine. Dirigida por Radu Mihaileanu, no se trata de una película de acción lleno de efectos especiales, ni de un drama social. Hay escenas intensas, los personajes viven situaciones realmente dramáticas y hay mucha crítica social (en especial a la época vivida durante la Unión Soviética), sí, pero no son el tema central. 


Se trata de una película tierna, íntima y rebosante de candidez. Es una de esas cintas que te hacen volver a recobrar la fe en la humanidad y consiguen que pensemos que aun hay esperanza en el mundo, que todavía hay gente buena en él. Recuerdo que mientras la veíamos, mis padre comenzaron dar explicaciones un tanto crueles y poco amables sobre la relación de Filipov y Jacquet. Al ver que todo se explicaba de un modo tan inocente y afable, no pude sino emocionarme. 


Pero no debemos olvidar que estamos ante una comida. Un tanto surrealista por cierto. Aunque, seamos sinceros, ¿hay alguien que tras leer que un limpiador iba a suplantar al Boshói no se ha sonreído? Comenzando por este alocado argumento y siguiendo con la "cacería" de los músicos entre otras situaciones, El concierto sabrá sacar más de unas pocas risas.


Y, por supuesto, está también la música del gran Chaikovski, gran inspiradora de la película, que ha recibido el justo trato que se merecía. La escena del concierto "final" es sobrecogedora. 






Os deseamos un feliz Año Nuevo.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Sleepy Hollow (1999)

El pueblo de Sleepy Hollow es conocido por la anticuada superstición de sus habitantes, quienes a las puertas del siglo XIX continúan creyendo en el poder de la hechiceras y los fantasmas. Cuando comienzan a encontrarse cuerpos decapitados (pero no sus cabezas), todos señalan al mismo culpable: Un mercenario germano, un famoso decapitador, tan malvado de que se decía que venía del mismo infierno, muerto hace décadas y enterrado en un bosque cercano.

El investigador Ichabod Crane, quien no cree en otra cosa que en el sentido común y el poder de la ciencia, será el encargado de resolver estos crímenes.

El recuerdo que guardo de la primera vez que puede ver esta película no es especialmente agradable: mi madre se empeñó en coser a máquina en la habitación donde mi hermana y yo estábamos viendo la televisión. Por culpa del ruido apenas pude disfrutarla, lo que me molestó bastante dado que las películas de Tim Burton me gustaban incluso antes de que este director se convirtiese en fenómeno de masas.

Afortunadamente, tras este incidente he podido verla muchas otras veces.

Y no ha habido una sola vez (incluyendo la primera) en la que no se me haya puesto la carne de gallina. La ambientación y la dirección artísticas son sin duda, todo un regalo para los ojos. Destacan especialmente la recreación el ambiente tétrico, antiguo y polvoriento de Sleepy Hollow, la calidez y la pureza que envuelve a Katrina y su lugar secreto y el juego de colores mostrado en los recuerdos de Ichabod, perfectamente realzados gracias a la más que adecuada música de Danny Elfman. Todo esto, junto con una interesantísima y detectivesca trama, son los ingredientes perfectos para una buena película que sabe aunar el terror gótico y el humor negro.

Es cierto. Nada más aparecer las primeras imágenes y notas musicales, ya sentía que el miedo comenzaba a sobrecogerme. Pensé que lo pasaría bastante mal. Sin embargo, Burton ha conseguido aligerar los momentos de mayor tensión con alguna que otra sencilla (aunque también negrísima) broma, centradas principalmente en Ichabod, que sin duda son de agradecer.

Como era de esperarse, los actores están a la altura del proyecto. Johnny Depp interpreta una vez más a uno de esos excéntricos personajes, Ichabod Crane, que tan bien le sientan. Christina Ricci está estupenda como Katrina, tan dulce y tierna a la vez que enigmática y misteriosa. Y por supuesto, no hay que olvidar a los encargados de dar vida a los villanos de la película: Miranda Richardson y Christopher Walken.

En resumen, una película imaginativa, tan hermosa como oscura que hará las delicias de los amantes del terror gótico… y que sin duda sería del agrado de Washington Irving.

viernes, 29 de octubre de 2010

The Lovely Bones (2009)

Nunca me han gustado los melodramas baratos.

Lamento comenzar así, pero es la verdad. Quizá sea por el hecho de que soy de lágrima fácil y me avergüenza que la gente sepa de mi debilidad. Pero desde luego, nunca he podido resistirme a que de vez en cuando me toquen esa fibra sensible. Y exactamente eso es lo que me ocurrió con "The Lovely Bones" una película de Peter Jackson producida por Steven Spielberg.

Una amiga mía, Isa, me ofreció ir con ella al cine a ver esta película basada en una novela. Un best-seller, por supuesto. Yo no había leído el libro, y en ese momento tenía otras lecturas más
urgentes. Tampoco me habría dado tiempo a leerlo en los dos días que teníamos antes de ver la película.

Además, me picaba la curiosidad: Había leído el Señor de los Anillos tiempo antes de su estreno en el cine, y quedé maravillada con el resultado. No pudo haber hecho una mejor adaptación cinematográfica de esa novela. Ahora, quería ver si cundía el mismo resultado al revés. Quería saber si, sin conocer previamente la novela, era capaz de envolverme del mismo modo en que lo hizo.

A pesar de eso, busqué algo de información sobre la trama, y me alivió saber que era tan sencilla que no daba lugar a romper el encanto del libro en caso de querer leerlo. Es una historia que
desgraciadamente se repite mucho: Una chica de 14 años es asesinada por su vecino cuando vuelve a casa desde el instituto. A partir de ahí, la chica va a parar a un limbo entre el cielo y el mundo terrenal, lleno de símbolos y desde el cual ella observa el desarrollo de las vidas de sus seres queridos.

La angustia y la rabia de esa niña a la que han arrebatado la vida, la inocencia, el amor y a ratos incluso la esperanza, no puede sino resultar conmovedora. Especialmente, cuando todo se mezcla con al desesperación de un padre que amó a su hija hasta el punto de no rendirse en la búsqueda de su asesino.

Y ese "cielo" en el que ella se encuentra, merece una mención aparte. Los efectos especiales crean un mundo imaginario donde esta chica, y algunas otras, juegan con el tiempo y el espacio, hace y deshacen, y sobre todo; expresan. Ese cielo que mediante símbolos imposibles de captar a la primera nos enseña el pasado, el presente y a veces incluso el futuro de estos personajes. Que nos cuenta sus historias al completo.

Pero sin duda, lo que más me llama de esta historia es, por así decirlo, mi vena masoquista. Sin pensar mal, me refiero a ese cosquilleo de placer que sentimos cuando estamos viendo una película de terror psicológico.

En mi caso, la actuación de Stanley Tucci, que interpreta al asesino; me puso los pelos de punta. No se ve el asesinato ni se menciona realmente la tan nombrada violación que aparecía en todos los resúmenes, solo vemos los momentos previos, y los posteriores, cuando todo ha acabado. No vemos a la chica, más que en su forma espiritual. Y eso solo lo hace aún más espeluznante.

La situación de esa chica, sentada, mientras se siente observada. Y lo mira, sus ojos se cruzan, y no pueden apartarse. Sabe que no le ha hecho nada aún, que no tiene una razón lógica por la que temer, pero... esa mirada. Se siente atrapada, no por ese lugar de una sola salida en el que se encuentra, sino por la mirada de ese hombre, que parece beber de ella, que la consume. Y necesita escapar, y se lanza a la escalera rompiendo la tensión que se ha acumulado en sus cuerpos... con solo una mirada. Y no hay más.

Solo ves cómo él agarra su tobillo pero en la siguiente escena una chica que camina por la calle la ve salir del bosque, corriendo, pidiendo auxilio. Se tocan y lo ves claro: Ella ya está muerta. No sabes nada más, hasta que su espíritu entra en su casa y al cruzar una puerta ve a su asesino relajándose en una bañera mientras se deshace de la sangre y el barro.

Esos momentos se hacen terroríficos a pesar de su sencillez. Logran meterte en la piel de esa chica, la incertidumbre se apodera de ti y no puedes escapar. Por no hablar de la aventura de la hermana pequeña de la fallecida en casa del asesino, que enerva a cualquiera.

Por desgracia, me pareció que sobraba un poco de sensiblería, especialmente esa necesidad imperiosa de un beso del "Moro". A veces me preguntaba si era Otelo o Tomás Moro del que se hablaba. Pero la producción es la producción, y sin historia de amor parece que ya no valen las películas.

Me habría gustado más entrar en los personajes de los padres. Esa madre resulta incomprensible, especialmente cuando se va a recoger fresas cuando decide que no puede afrontar la muerte de su hija. Por no hablar de la pobre "chica rara" con la que podría haber contactado más fácilmente que con el reflejo de una vela.

También he oído que esta película ha sido una gran decepción para los fans de la novela. Por lo que sé, la novela es un tanto más filosófica y menos melodramática, más orientada a experimentar con el recuerdo, el vacío y la pérdida.

Dudo que una novela de este tipo pueda ser adaptada en la gran pantalla sin hacer varios cambios como los que según parece se hizo aquí, añadiendo algo más de significado terrenal. No creo que con otro director hubieran logrado un mejor resultado.

sábado, 16 de octubre de 2010

Dentro del laberinto (1986)

Creo que puedo afirmar que tengo una imaginación prodigiosa. Nunca he necesitado demasiado para entretenerme, si siquiera juguetes. Como además me crié en un entorno en el que los juegos, la televisión, el dibujo e incluso la música y la lectura fueron rápidamente tachados de actividades poco prácticas y por lo tanto como pérdida de tiempo, no me quedó más opción que buscar refugio en mi mente. De este modo, conseguí soportar una etapa bastante larga de mi vida en la que solo se me permitía estudiar y ayudar en las tareas domésticas.

Ya fuese mientras pasaba una vez más la fregona o simulase estar concentrada en un ejercicio matemático, dejaba volar mi imaginación y me trasportaba a mundos ficticios creados a mi antojo, repletos de seres y paisajes a cuales más fantásticos y pintorescos.

Durante bastante tiempo me he estado preguntando el por qué de esta desorbitada imaginación. Hace apenas unas semanas encontré la respuesta.

Quedé con un par de amigas (Estefanía y Mari Carmen, más conocida como La Marquesa, para ser más exacto) para ver unas películas, aprovechando que disponíamos de una sala de proyecciones para nosotras solas. Entre el gran repertorio cinematográfico de Mari Carmen se encontraba Dentro del laberinto (1986). Al principio no recordaba casi nada de esta película, pero tras una breve descripción, la recordé en seguida: Era una de tantas películas de fantasía que veía en mi más tierna infancia, cuando aun me estaba permitido. Como puede deducirse, esa fue la película que vimos aquella tarde.

Cuidar de un bebé llorón no es el plan que una adolescente

trazaría para su fin de semana. Sarah hubiera preferido jugar con sus muñecos y disfrazarse de princesa, o disfrutar de una nueva lectura de su libro favorito, Laberinto. Desesperada ante los insistentes llantos del niño, la chica termina por invocar (aunque no intencionadamente) a Jareth, Rey de los Goblins y señor del Laberinto, quien secuestra al bebé. Sarah suplica que le devuelva a su hermano y Jareth acepta, pero con una condición: Deberá atravesar el laberinto y llegar al castillo del rey antes de trece horas.

A partir de ese momento comienza toda una odisea de acertijos, juegos mentales, trampas y hechizos que la protagonista deberá sortear con ayuda de sus nuevos amigos: el codicioso enano Hoggle, la cariñosa bestia Ludo y el caballero-zorro Sir Didymus (junto a su fiel corcel Ambrosius).

"Por increíbles peligros e innumerables fatigas, me he abierto paso hasta el castillo..."

Protagonizada por David Bowie (Jareth) y una jovencísima Jennifer Connelly (Sarah) y dirigida por Jim Henson (creador de Los teleñecos), es una película que derrocha imaginación e ingenio. Llena de magia, Dentro del laberinto es, sin duda, uno de los ejemplos más claros de cine para todos los públicos, ya que los disfrutarán por igual niños jóvenes y mayores; una película que ha sabido sobreponerse a las dispares críticas originales y convertirse en un cinta de culto.

Todo es posible dentro del laberinto: Los gusanos hablan, las hadas muerden, los sombreros tienen vida propia, los zorros cabalgan, los llamadores se aburren, se puede subir y bajar por las escaleras de Escher… Siempre recodando que no hay que dar demasiado por sentadas las cosas, que hay que tener cuidado con lo que se desea y que no hay que olvidar nunca qué cosas son las verdaderamente importantes en nuestra vida.

Es cierto que los efectos especiales se notan demasiado anticuados. La puesta en escena ha mejorado mucho desde entonces. Pero eso no basta para quitarle el encanto, Dentro del laberinto sigue siendo (ahora quizás más que antes) una película mítica, inolvidable.

Porque ¿cómo olvidar al carismático y misterioso Rey de los Goblins? Este enigmático personaje parece haber sido creado especialmente para David Bowie y es una de las pocas cosas (junto con Sir Didymus y Ambrosius) que recordaba casi con total claridad (por suerte había olvidado las mallas). Sus número musicales son uno de los puntos más curiosos de la película.

Por su parte, la soñadora Sarah es, en mi opinión, la mejor adolescente que el cine nos ha brindado. Ya no es una niña, no quiere que la traten como tal, prefiere tomar decisiones por sí misma y ya disfruta maquillándose… y sin embargo sigue sin ser una mujer; su habitación sigue repleta de juguetes de los que se niega a separarse y sigue soñando con ser la heroína de un cuento de hadas.

Mención especial para los habitantes del laberinto, entrañables títeres y marionetas que me han hecho recordar los mejores momentos de mi infancia. Un hermoso cuento, moraleja incluida.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Créditos iniciales

Hace ya unos meses, unas amigas y yo comenzamos un proyecto literarios con forma de blog llamado Koreander en Biblióplis. En él, nos proponíamos compartir con otras personas nuestras impresiones (buenas y malas) sobre diferentes libros que por un motivo u otro hubieran sido importantes para nosotras.


Hace poco tiempo, unas de las chicas con la que creé Koreander en Bibliópolis, me propuso hacer lo mismo con otra de nuestras grandes pasiones, el cine.

De este modo, nació Cantando en Sunset Boulevard, un blog en el que ella (Estefanía) y yo (Violeta) iremos posteando cada una o dos semanas nuestras opiniones sobre aquellas películas que hayan dejado huella en nosotras.

Los que ya estén familiarizados con nuestra forma de proceder sabrán ya que esto no lo hacemos con el ánimo de imponer nuestro criterio. No somos portadoras de las verdad absoluta, sencillamente unas enamoradas del cine. Solo queremos compartir nuestra impresión sobre una obra determinada y conocer la de aquellos que tropiecen con nuestro blog. Esperamos que participéis de forma activa en el, opinando sobre las obras de las que hablemos, ya sea de forma positiva y negativa. Insisto: Lo que nos interesa es compartir opiniones.


¿El nombre del blog? Bueno, como alguno habrá podido adivinar, lo hemos tomado al unir el título de dos peliculas: Cantanto bajo la lluvia y Sunset Boulevard (esta última comercializada en España con el nombre El crepúsculo de los dioses), dos clásicos del cine y que, dado su argumento, nos parecieron adecuadas para dar nombre a nuestro blog (por no decir que se encuentran entre nuestras favoritas). Ya hablaremos de ellas más adelante.


Poco más queda por decir. Hablaremos de distintos géneros cinematográficos, ya que tenemos gustos muy variados, así que no os sorprendáis ante lo variopintas que puedan llegar a ser nuestras entradas.


En fin, esperamos que disfrutéis con cantando en Sunset Boulevard.